Charlie y la fábrica de chocolate

 El magnate del chocolate Willy Wonka, después de diez años sin aparecer tras un enigmático viaje decide realizar una campaña en la que incluye cinco billetes dorados en sus tabletas de chocolate, anunciando que quienes encuentren el premio podrán visitar su fábrica y además disfrutarán de una visita guiada por el mismísimo Wonka.
 Charlie es un niño pobre que haría lo que fuera por conseguir visitar la planta de fabricación, así que un día en que se encuentra un dólar en la calle no se lo piensa dos veces y compra dos tabletas del delicioso dulce. En la primera tableta no hay nada, pero al abrir la segunda se encuentra con una de las doradas entradas que le permitirá entrar a la fábrica de sus sueños, y así saber si los rumores sobre los misterios de la fabrica y su dueño son realidad.
 Charlie, junto a cuatro niños más tendrán una experiencia que ninguno de ellos olvidará jamás, algunos de ellos por razones que tiene que ver muy poco con el chocolate y sí con los malos modales que tienen.
 Uno de los principales y más sorprendentes ingredientes que hacen de los chocolates Wonka son los Umpa-Lumpas, una raza de pequeños seres que el dueño de la fábrica encontró en su viaje por África y que trabajan para él.
 Tras el paseo por la fábrica de chocolate, cada uno de los niños se va perdiendo como consecuencia de desobedecer las instrucciones, lo que les trae como consecuencia que su viaje acabe en el lugar en el que han cometido la travesura y sean llevados a la salida. Finalmente solo queda Charlie, que acompaña al señor Wonka hasta un ascensor que les trasladó hasta la casa de la familia de Charlie, tras lo que Willy Wonka le dice que le regala la fábrica, por lo que toda la familia se traslada a chocolates Wonka, donde viven felices y sin apuros económicos desde entonces.

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