Menley es una joven madre que no puede quitarse el sentimiento de culpa por la muerte de su pequeño de dos años en un accidente de coche mientras ella iba conduciendo. Ese sentimiento está haciendo incluso que peligre su matrimonio con Adam, abogado criminalista. Para intentar superar todos los problemas deciden marcharse a Cape Cod, allí alquilan una casa señorial donde esperan poder superar todo el dolor y el sufrimiento que les está causando la muerte de su hijo y también acercarse más el uno al otro algo que parece posible ante el anuncio de un nuevo embarazo y el nacimiento de su hija.
Lo que no esperaban es que esa decisión iba a ser la peor de su vida. Desde el momento en que se mudan, Menley nota algo extraño en la casa: escucha la voz de un niño que llora a través de las paredes, y se obsesiona tanto que llega a creer que puede ser su propio hijo llamándola. Pero lo más raro es que solo ella escucha ese llanto. ¿Se estará volviendo loca? ¿Es el gran dolor por la pérdida de su hijo lo que le hace oír esos llantos? Todos los que están a su alrededor empiezan a pensar que está loca, pero ella sabe muy bien lo que ha oído y no deja que nada de lo que digan los demás pueda pararla para sacar a la luz ese misterio. Mientras, la vida laboral de Adam tampoco está siendo fácil cuando tiene que trabajar en un caso de asesinato.
Lo que parecía una idea estupenda para volver a retomar su relación e intentar ser felices se vuelve una auténtica pesadilla. Incluso la casa, cuyo nombre es “Recuerda”, es como una advertencia de que allí no podrán hallar la felicidad perdida tras el trágico accidente.
¿Volverán a ser felices algún día? ¿Se ha vuelto loca Menley o podrá demostrar que realmente escucha esos llantos?
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