Un pintor utiliza para uno de sus trabajos a un joven modelo masculino en la época victoriana llamado Dorian, que se dejar llevar por sus deseos dando rienda suelta a todos ellos sin prejuicios. El pintor está fascinado por la belleza del joven que le comenta que sería fantástico que se quedara exactamente como es en ese momento. Como consecuencia de dicho deseo el joven Dorian establece un pacto que le lleva a cometer incluso un crimen para mantener su juventud y su inocente belleza, que es un imán del que se vale para cumplir sus más bajos instintos.
Dorian ha entablado una relación en la que toma la decisión de contraer matrimonio con una actriz que tras una mala actuación decide dejarlo todo para dedicarse por entero a Dorian, sin embargo el joven la desprecia y se pasa toda la noche vagando por la calle. Cuando llega a casa, se da cuenta de que algo ha cambiado en el cuadro, la expresión de su cara refleja los sentimientos que tenía hacia su prometida.
A la mañana siguiente, cuando se dirige a hacer las paces se entera de que ella se ha suicidado, tras lo que decide hacer todo lo que le venga en gana, pues haga lo que haga el cuadro reflejará todo lo que haga, pero él continuará joven y bello como si por él no pasara el tiempo. Para evitar que los demás se den cuenta del caso del retrato, decide mantenerlo oculto en el interior de un cuarto del que solo él tiene la llave y que lleva abandonado muchos años.
Pasados varios años, Dorian ha perdido casi por completo el juicio, un personaje de sus primeros años de juventud le hace darse cuenta de que en realidad ha sido manipulado durante toda su existencia. El final es muy conocido pero no por ello deja de ser sorprendente.
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