Seguramente, con los tiempos que corren hoy en día, no podemos imaginar recibir una carta de una hija a la cuál perdimos hace muchos años, pero si retrocedemos un poco de tiempo atrás, algunos pares de décadas, podemos recordar como muchas mujeres que daban a luz, perdían a sus hijos por diferentes motivos.
Imagina lo que sería por un momento recibir una carta que diga:
«Tú no me conoces. Quiero decir que no nos conocemos. Bueno, en realidad sí que nos conocemos, pero yo era muy pequeña y creo que tú también. Se me ha ocurrido que tal vez me eches de menos y quieras tener noticias mías. No quiero que te preocupes y por eso he pensado en escribirte para decirte que estoy bien. Me siento bien. Me llamo Amanda y soy tu hija.»
Seguramente el corazón se encogería.
La historia que hoy os traemos habla sobre que puede pasar cuando una hija es separada de su madre, ¿ cómo y cuánto puede sufrir un hijo sin e manto protector de sus padres? y sobre todo ¿cómo de fuerte es el lazo une a una madre y una hija.
«Querida Amanda» nos habla de estas cosas
Andzelica, una rica princesa heredera al trono, se enamora de un hombre que no pertenece a su clase social y del cuál se queda embarazada. Cuando su madre, la reina se entera, espera que el niño nazca y rápidamente lo regala a un convento donde las monjas la acogen y crían desde pequeña.
Pero es imposible que un niño al que han abandonado, no se pregunte cómo y por qué lo abandonaron un día.
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