El señor M.Y. Se gana la vida como asesino a sueldo, todo iría bien si no es porque es un hombre que cree estar lleno de enfermedades y está convencido de que le queda muy poco tiempo de vida, tan poco como un día, y es que es un hombre al que le persigue la mala suerte desde bien pequeño. Su vida es como un libro de medicina completo, cualquier enfermedad que exista por rara que sea seguro que la padece.
El señor Y, como se le conoce es argentino, de abuelos rusos y polacos, pero vive en un pequeño apartamento en Madrid donde se ha montado una pequeña clínica improvisada para sus afecciones y paliativos para lo poco que le queda en este mundo, cada día está convencido que será el último para él.
Ahora ha sido contratado para acabar con Eduardo Blastein. El señor Y Es muy profesional en su trabajo, conoce cada detalle de su víctima: como es, como viste, sus horarios incluso lo que come y bebe, es muy meticuloso. Lleva un año y dos meses siguiendo al señor Blastein porque lo más importante para el señor Y es hacer bien su trabajo, y aunque le quede poco de vida no puede marcharse dejando sin terminarlo y menos cuando se lo han pagado por adelantado. Lo malo es que tantas “enfermedades” le están haciendo imposible acabar con el señor Blastein, cada vez que lo intenta sale alguno de sus males causando que el señor Y no pueda terminar lo que ha empezado. Pero tiene que hacerlo, será su último trabajo y tiene que acabarlo.
Según pasa el tiempo va acordándose de grandes personajes como Kantz o Edgar Allan Poe, grandes filósofos y escritores que como él tenían enfermedades que acabaron con sus vidas, lo peor en el caso del señor Y es que él no tiene una, sino todas las enfermedades y una de ellas o quizás todas a la vez conseguirán extinguirlo. Pero él realizará su trabajo cueste lo que cueste y debe hacerlo rápido, porque morirá mañana.
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