En una época donde la extrema derecha empieza a ganar representatividad en diferentes parlamentos europeos, autores de diferentes países analizan el resurgimiento del fascismo y las tendencias extremas de una política que ha marcado la historia. En ‘Quién es fascista’, el autor Emilio Gentile analiza algunas de las características en común de los gobernantes actuales que representan a los grupos de extrema derecha, y el movimiento italiano que le dio origen a mediados del siglo XX.
En la actualidad escuchamos regularmente que Trump, Bolsonaro, Orbán, Erdogan y Salvini son políticos fascistas. Han pasado 100 años desde la fundación del movimiento fascista en Italia, y siete décadas desde que Hitler y Mussolini fueron derrotados. Las redes sociales y la tecnología de la comunicación cambió de manera abrumadora, pero el peligro fascista vuelve a estar a la vuelta de la esquina.
‘Quién es fascista’ analiza las características principales que definen la corriente fascista: una exaltación del pueblo como una característica virtuosa por sobre los políticos corruptos, el desprecio a la democracia parlamentaria, la movilización en las calles, la exigencia de hombres fuertes y mano dura en el gobierno, un nacionalismo extremo y desprecio hacia los inmigrantes.
¿Podemos considerar estas señales como un nuevo surgimiento del fascismo, o se trata de alarmas a tener en cuenta porque los problemas que atraviesa la sociedad humana no están encontrando una respuesta?
Prestigioso estudioso del fascismo, Gentile busca responder estas preguntas y analizar la realidad que azota a diferentes puntos del mundo, incluida España. El retorno del fascismo, la existencia de un fascismo eterno que parece no extinguirse nunca sería un aporte a la desinformación y carece de sentido histórico, pero es a través de estudiosos como Gentile que podemos entender porque motivo hay que trabajar sin alarmarse para enfrentar las características fascistas de un presente que está en plena conformación.
En la lectura de Emilio Gentile sobre el fascismo y la actualidad, se destaca una postura que busca rescatar el valor histórico y las características del verdadero fascismo, y no el mero acto de etiquetar como fascista una actitud o características aislada que podría encontrarse en los fascistas. De lo contrario, se contribuye a la desinformación y a un entendimiento equivocado y sin terminar del movimiento fascista.
