En los años cincuenta hubo un género que empezó a estar en boca de todos los lectores: la ficción del caos doméstico. Penélope Mortimer es uno de los grandes nombres de este género. A diferencia de Shirley Jackson, la maestra de Stephen King que también escribió sobre el caos doméstico, Mortimer se encargó de retratar los avatares de las mujeres que decidían luchar por un estilo diferente de vidas, dado el agobio al que las sometía una sociedad machista e incapaz de darles un espacio.
En la mayoría de las novelas de Penélope Mortimer, las protagonistas son mujeres atrapadas en una vida aburrida y monótona. Amas de casa incapaces de desarrollarse plenamente porque sus maridos y la sociedad las obligan a un papel pasivo ante lo que sucede a su alrededor. Utilizando el sentido del humor, Mortimer le explicó a las mujeres que si continuaban viviendo en ese aislamiento, en esa supuesta perfección, terminarían desperdiciando sus vidas.
Hoy las piezas de literatura de Penélope Mortimer son consideradas como joyas de la literatura feminista. Fueron publicadas en 1956 luego de un intento de suicidio y haber dado a luz 6 hijos. Piezas como ‘El devorador de calabazas’ (una suerte de autobiografía) o ‘Papá se ha ido de caza’, donde analiza meticulosamente la vida de mujeres que se quedaron en caso e “hicieron lo que debían” según les exigía la sociedad.
La vida de Penélope Mortimer es digna de ser novelizada. Tuvo hijos con cuatro parejas diferentes, oficiales y extraoficiales, y se las arregló para publicar novelas en tiempos donde la mujer todavía era considerada muy inferior intelectual y profesionalmente. A través de sus escritos es posible extrapolar las luchas feministas del pasado con las actuales, y es allí donde radica la mayor virtud de sus obras, nos permiten acercarnos en tiempo presente a las luchas que tenían las mujeres en el pasado. Como lectura recomendada, ambos títulos mencionados más arriba: ‘Papá se ha ido de caza’ y ‘El devorador de calabazas’.
