A toda mujer nos llega la época maternal de nuestra vida en la cual, nuestra única idea es tener un bebé, tengamos padre para el niño o no.
Primero llegó el bebé
Meg, quieres tener ya su propia familia, aunque le falta una parte importante para llevarla a cabo – el padre- ella quiere intentar tener un bebé como madre soltera y tiene el candidato perfecto
ben, es amigo de Meg desde la infancia y desde que el recuerda tener uso de razón, ha estado completamente enamorado de ella sin remedio y lo único que ha conseguido de ella es apenas un beso que le dio hace mucho cuando eran muy jóvenes.
Cuando Meg se acerca a Ben para pedirle que sea su donante, Ben no se lo puede creer y acepta encantado pero se da cuenta de que no todo va a ser tan fácil como el piensa.
Los sentimientos de ben comienzan a jugarle una mala pasada y se comienza a ver envuelto en un bucle en el cual, ser el padre de ese niño y marido de Meg son lo único que le importará en la vida.
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