El Gobierno israelí y norteamericano responsabilizan de esta matanza a Hamás y Hezbola por la captura de tres soldados israelíes. Sin embargo, la verdadera razón de este ataque no es otra que la de desestabilizar y doblegar a Hamás, impedir que gobierne y así presionarle para que reconozca al Estado sionista -como ya hizo Al-Fatah. Obligado a salir del sur del país hace dos años, Israel intenta, también, con su castigo colectivo contra todo el pueblo libanés que las minorías cristiana y drusa se enfrenten a Hizbola, dividiendo aún más el Líbano y presionando a la Comunidad Internacional para que envíe una fuerza militar que haga el trabajo sucio en su nombre y se encargue de desarmar a Hizbola. De hecho, ya se empieza a hablar de que esta fuerza internacional estaría integrada por no menos de 10.000 efectivos, con lo que se quintuplicaría la actual fuerza de la ONU en la zona.
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