Es difícil elegir cuál es el mejor relato, pero innegablemente el llamado La Tercera Expedición es el más conocido por su tono moralista y porque llega directamente al alma del lector, ahondando en sus miserias, en sus sentimientos y sus tristezas. En tan sólo unas páginas, Bradbury muestra cuáles son las debilidades del ser humano, cuando un grupo de astronautas llegan a Marte y aparentemente el planeta está habitado.
La actualidad de la mayoría de los relatos es alucinante. Por poner un ejemplo, el relato Los Pueblos Silenciosos es tan cruel como realista, y tiene un evidente homólogo en la sociedad de hoy en día. Termina de forma brillante con El Picnic de un Millón de Años, dándole al libro un sentido de tiempo circular, acabando donde empieza, formando un ciclo.
La lectura de Crónicas Marcianas es por tanto un viaje al interior de uno mismo, sirviendo la ambientación de ciencia ficción como la excusa perfecta para analizar la infelicidad del ser humano, sus miedos, en concreto al temor de lo desconocido, y todo ello a base de la soledad del planeta colonizado, la relación humanos-marcianos con grandes altibajos, la trascendencia, el papel del ser humano en el universo.
Lo más admirable de Bradbury es que va tocando todos estos temas y más aún, con sutileza pero con profundidad, de forma que el lector toma como muy verosímil una fantasía imposible. Bradbury pretende afectar al lector con sus historias, y juro que lo consigue.
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