Probablemente existen pocas profesiones y pocos espacios que guarden una mística tan especial entorno al libro como la que encontramos en las salas de las bibliotecas y por extensión en los bibliotecarios y bibliotecarias. Durante siglos, y aún hoy, ellas han sido las guardianes del conocimiento, y sus anaqueles los puentes que trasmiten el saber de generación en generación.
Incunables, clásicos, novedades y, actualmente, piezas informáticas, música, películas y publicaciones periódicas, llegan a nuestras manos gracias al trabajo de unas personas cuyo amor por el libro está por encima de casi cualquier cosa.
Todo nuestro legado cultural desde que Gutenberg creará la imprenta (e incluso parte de nuestro legado cultural anterior), todas las piedras que, puestas una encima de la otra, han hecho posible que seamos lo que somos, en definitiva, toda nuestra historia, se encuentra dentro de sus múltiples estantes.
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