El conocimiento de la realidad forma parte de la estructura filosófica del mundo puesto que como ya explicó Platón, el asombro ante la perfección de lo que existe es un motor de fuerza que mueve mente y corazón. La escritora Catherine L’Ecuyer, presenta un nuevo título después del gran éxito de su libro Educar en el asombro. Catherine L’Ecuyer trabaja como conferenciante ofreciendo charlas sobre las claves de una infancia feliz en una sociedad tecnológica en la que el asombro parece haber pasado a un segundo plano.
Internet también es el mundo real
Sin embargo, el asombro va de la mano de la realidad. Y en un universo en el que las nuevas tecnologías tienen tanta influencia, Catherine L’Ecuyer comparte con padres y profesores un título pedagógico muy sugerente: Educar en la realidad. Para poder hacer un uso adecuado de las nuevas tecnologías, los niños tienen que saber desenvolverse en el mundo. Apreciar la realidad, poder captarla porque existe una gran diferencia entre mirar y observar. Apreciar la belleza y encontrar un sentido en la rutina cotidiana gracias a una gestión del tiempo que parte de un propósito humanista. Los niños requieren de muchas dosis de sensibilidad, empatía, inteligencia emocional, sentido común…
Y sin embargo, no solo los niños sino que también los adultos somos vulnerables ante la posibilidad de sufrir un déficit de realidad puesto que vivimos tan pegados a la pantalla que nos perdemos muchos matices importantes en las relaciones presenciales. Dentro del nuevo marco de educación adaptado a nuestro tiempo, debe pensarse en la necesidad de ofrecer formación a los jóvenes para hacer un uso responsable del ordenador y el móvil. El estrés tecnológico es otro ejemplo de déficit de realidad ya que al estar tan enganchados a las pantallas, perdemos de vista placeres tan sanos como ir al monte, caminar por una zona verde, observar un amanecer o ver un paisaje. De hecho, seguro que has contemplado una situación en la que muchas personas observan una realidad desde el objetivo de su cámara y no desde sus propios ojos.
Internet también es el mundo real y, sin embargo, en muchas ocasiones se sacan situaciones de contexto como muestra el caso de aquellos adolescentes que al no tener un sentido de la intimidad claro y desarrollado comparten fotografías en las redes sociales de momentos íntimos y personales. Educar en la realidad es un libro que te ayuda a abrir el corazón.
