En 1984 Milan Kundera escribió un libro sobre la fragilidad humana. Era la insoportable levedad del ser, una novela de amor, sexo, desengaños, casualidades y filosofía ambientada en una Praga revolucionaria y revolucionada de 1989. Una profunda crítica al régimen socialista como contexto histórico en una narración sobre sentimientos y personas.
Tomás ama a su esposa, a la que el destino le unió, llamada Teresa, que sufre cada día de su vida por la forma de ser de su marido. Para Tomás el sexo es parte del hombre y no lo vincula para nada al amor, se siente incomprendido por ello e intenta que Teresa no descubra sus amantes continuos (entre las que destaca Sabina, la que lleva de verdad la insoportable levedad del ser en si misma, por tener una existencia un tanto vacía). Teresa no puede abandonar a Tomás a pesar de lo que sufre por sus engaños, porque lo quiere y porque ella superó un trauma que tenía con su madre gracias a su él, desarrollando una dependencia que, en contra de ahogar a Tomás, le hace sentir cosas más fuertes. El nexo de los dos, un personaje tan principal como importante, es su perro Karenin, no por su papel, que no deja de ser el de un perro, sino por lo que simboliza a lo largo del relato.
Una historia que hace pensar porque tiene palabras ordenadas que lo provocan…
La vida humana acontece sólo una vez y por eso no podremos averiguar cuáles de nuestras decisiones fueron correctas y cuáles fueron incorrectas. En la situación dada sólo hemos podido decidir una vez y no nos ha sido dada una segunda, una tercera, una cuarta vida para comparar las distintas decisiones.
Se adaptó a la gran pantalla de la mano de Philip Kaufman pero pasando sin pena ni gloria, al contrario que la novela que fue catalogada por muchos como obra maestra.
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